Las fintech ya son una realidad en el sector bancario. Su irrupción está transformando la forma de relacionarse con el cliente y también la interacción entre las propias entidades. La patronal bancaria no es ajena a los estudios que cifran en un 23% el impacto de las fintech en el sector a medio plazo. El presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), José María Roldán, se ha pronunciado recientemente pidiendo competir en igualdad de condiciones regulatorias. Pero la AEB no es el único organismo que es consciente del auge de estas tecnologías. El último en advertir del peso que tendrán en el futuro pero también en el presente del sector financiero ha sido el Banco de Pagos Internacionales de Basilea (BPI), que en su 86 Informe Anual ha reconocido el potencial en términos amplios que supone la digitalización en el sector.
Big Data, Fintech, Crowdfunding y servicios de pago a través de dispositivos móviles son algunos de los retos y oportunidades que se deben afrontar, según reconoce el BPI, que sostiene que ha llegado la hora de actuar por parte del sector financiero: “A medida que decrezca la incertidumbre reguladora, los bancos necesitan seguir ajustando sus modelos de negocio al nuevo entorno de mercado”. Esto no solo supone asumir la penetración de la digitalización sino también incluye resolver los problemas “que se arrastran del pasado como los préstamos en mora, a los que hay que hacer frente” en unas condiciones donde las tasas de interés son muy bajas o incluso negativas.
Quizás la preocupación de las voces que cuestionan la irrupción de las fintech viene también porque tal y como se apunta en el documento, esta digitalización no está siendo desarrollada solo por el sector financiero sino también por otros actores “no financieros que están ofreciendo formas de entrada a los servicios sin la participación del banco, sumándose a la competencia”. Un claro ejemplo de ello es el Crowdfunding. La financiación participativa se ha disparado en Europa en el último año, multiplicándose por tres, mediante plataformas que nada tienen que ver con los bancos y que sacan adelante proyectos emprendedores. No obstante, algunas entidades ya han comenzado a establecer lazos de colaboración con estas plataformas, advierte el BPI.
Hace unos días se daba a conocer el “sorpasso” del dinero en plástico sobre el efectivo por primera vez en la historia de España. Y cada vez más son los ciudadanos que utilizan sus smartphones para acceder a sus cuentas y realizar pagos. Reconoce la institución que este servicio ya está “bastante arraigado” en el sector, aunque no podemos obviar la potencialidad que existe en cuanto a la oferta de productos a través de los dispositivos o la capacidad del Big Data para analizar la información recopilada con el objetivo de ajustarse a las necesidades de los clientes.
“Mientras algunos aspectos de la digitalización parecen competidores de los bancos, también algunas firmas están invirtiendo en estas tecnologías para servirse de ellas en el perfeccionamiento del modelo de negocio bancario y en la reducción de costes. Las autoridades tendrán que monitorizar estos efectos con la vista puesta en la expansión”, han explicado en el informe.
Políticas para no volver a arrepentirse
Autocrítica con las políticas ejercidas hasta ahora. Ese es el ejercicio que propone el BPI para afrontar los nuevos escenarios y conseguir una expansión “más sólida y sostenible”. El organismo con sede en Suiza ha reafirmado la necesidad de “políticas de las que no tengamos que volver a arrepentirnos cuando el futuro se convierta en presente”.
A juicio del BPI, las autoridades deben combinar la regulación prudencial, la política fiscal y las reformas estructurales para asentar las bases de un sólido crecimiento económico. Una de las prioridades es recuperar la confianza perdida en las instituciones financieras para reforzar la economía: “Unos bancos mejor capitalizados prestan más fondos y unos creadores de mercado más fuertes favorecen la liquidez”.
Referencias
Informe Anual 2015 del Banco de Pagos Internacionales de Basilea (BPI)
Comunicado de prensa. Necesario equilibrio de políticas para afrontar los riesgos acumulados