finanzas app 300x200 Resumen de regulación financiera 2015Folletos que inducían a engaño, omisión de los riesgos que conllevaban determinados productos complejos, no aptos para pequeños inversores que decidían sin conocer verdaderamente lo que estaban firmando, constituyen una serie de malas prácticas que han sido castigadas por la justicia en este 2015 que nos deja, y de las que se ha hecho eco la Revista de Derecho del Mercado Financiero (RDMF).

Se han conseguido victorias importantes para esos miles de ahorradores. El Tribunal Supremo avaló en octubre la demanda colectiva como un método adecuado para concurrir en defensa del interés conjunto de los clientes. Así, de este modo los pequeños inversores podrán acudir en masa para defender intereses comunes, con la economización procesal que supone. Pero 2015 también ha sido un año de reflexión. Varias asociaciones, profesores universitarios, importantes colectivos se han preguntado ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

La respuesta es la defectuosa cultura bancaria que ha predominado en el sector durante todos estos años y que ha ocasionado el desplome de la confianza y la puesta en cuestión de la supervivencia del negocio bancario a medio plazo. Es por ello que 2016 se afronta con un nuevo reto ilusionante: la propuesta de un cambio en la cultura bancaria española que se base en la defensa de los clientes.

La justicia actuó frente a las malas prácticas bancarias

El 2015 nos dejó la buena noticia del aval de las demandas colectivas por parte del Tribunal Supremo, que el 21 de octubre se pronunció alegando que existen supuestos en los que no está justificado que las acciones se tramiten en procesos diferentes y que en cada uno de ellos hay que repetirse el interrogatorio de unos mismos demandados, mismos testigos o unos mismo peritos sobre hechos sustancialmente idénticos, con el coste que supone para las partes.

Asimismo, los bancos recibieron duras sanciones. Bankia fue condenada a indemnizar con 3,4 millones a 25 clientes por colocarles participaciones preferentes emitidas por Lehman Brothers. La Audiencia Provincial de Madrid entendió que la entidad no informó a sus clientes “sobre la naturaleza, características y riesgos de los productos”. Recibió también Bankia una sentencia “suprema” el 7 de abril de 2015 en la que se dejó claro que el folleto no reflejaba la imagen fiel del emisor, lo que provocó que los inversores decidiesen sin conocimiento de causa. Así, según dictó la sentencia, “es una manifestación de falta de diligencia (…) suficiente a efecto de determinar una eventual responsabilidad civil”.

Parecido varapalo sufrieron Santander, que fue condenado a devolver 300.000 euros a un cliente al que no informó de los riesgos, y Banco Ceiis (hoy Caja Duero), que tuvo que indemnizar a tres hermanos con los 660.000 euros invertidos en participaciones preferentes y obligaciones subordinadas en 2009 por la misma razón: productos complejos ofrecidos a personas sin conocimientos ni experiencia en materia financiera y por tanto, cliente minorista.

Los frentes seguirán abiertos en el año que entra. Las entidades tendrán que asumir los conflictos derivados por estas prácticas. Por ejemplo, el Banco Popular tendrá que responder a la problemática ocasionada por los bonos convertibles, que propiciaron la pérdidas de casi el 80% a cerca de 35.000 clientes.

El reto para 2016: una nueva cultura bancaria

Estas actuaciones de malas prácticas dejan una lectura muy clara: hay una crisis en la cultura bancaria. Y no sólo se viene advirtiendo desde este medio. Fue el propio presidente de la Asociación Española de la Banca (AEB), José María Roldán, quien en diciembre manifestó que debe ser la ética la que pase a ser el centro del negocio, poniendo en muy seria duda la supervivencia del sector a medio plazo. “El coste de los litigios asociados a fallos en la cultura y la conducta no solo ha supuesto un sustancia de drenaje de recursos para las entidades sino también un desgaste de su credibilidad, hasta poner en duda su viabilidad”, aseveró, para ratificar que “no se trata de hacer lo correcto sólo por una cuestión moral, sino porque va en el propio interés del banco”.

Las declaraciones de Roldán se produjeron días después de que el profesor y abogado Fernando Zunzunegui promoviese un Decálogo para el Cambio de Cultura Bancaria, un reto al que se sumaron profesores universitarios y asociaciones de consumidores afectados como Adabankia y Asufin, y juristas de la ‘Fundación ¿Hay Derecho?’. Además del casi medio millar de personas que ya han firmado en change.org para que este deseo se haga realidad, importantes colectivos –Colectivo15MpaRato, Unnccue, Asgeco, Iudescoop- y personas del mundo de la comunicación, la economía y la Universidad, ya se están adhiriendo al proyecto que propone iniciativas novedosas como un juramento hipocrático por parte de los profesionales del sector bancario, en el que se comprometan a defender los intereses de los clientes por encima de los del banco, y la introducción de la educación financiera en las aulas, ahora en manos de la industria bancaria.

Estas son propuestas que ya se están aplicando en países como Holanda, donde el juramento es obligatorio, y están siendo valoradas muy seriamente en Reino Unido, territorio que ha avanzado en el campo de la ética bancaria este 2015. En marzo publicó la Autoridad de Conducta Financiera de Reino Unido (FCA por sus siglas en inglés) un informe sobre el trato que deben recibir los consumidores en situación de vulnerabilidad, con el objetivo de que las entidades financieras se vean dotadas de recursos prácticas que les permitan reconocer y tratar adecuadamente a los clientes que se encuentren en situación de vulnerabilidad, a fin de proporcionarles apoyo especializado propio. Por su parte, Italia ha regulado el microcrédito, una de las prácticas bancarias ligadas a la usura. España es, junto con Portugal, el único país de la zona Euro en el que no existe regulación para este problema que afecta en muchas ocasiones a personas en vulnerabilidad, que se ven obligadas a pedir un crédito rápido antes de dejar de pagar el alquiler o los libros de sus hijos. De este modo, ante la inexistente regulación y con una ley de usura que data de 1908, se puede pedir un crédito de 1.200 euros y acabar pagando 5.000.

En solucionar el problema de la ética bancaria y cambiar la cultura va la supervivencia del sector, como aclaró el presidente de la AEB, pero también la salud de las personas. Y es que la pérdida súbita de dinero a causa de los fraudes financieros puede ocasionar graves problemas de salud, como atestiguaron científicos internacionales de la Fundación FinSalud, quienes pusieron en marcha un estudio en 2015 para conocer cómo ha afectado esta pérdida a la vida de cientos de miles de ahorradores en España. “No tenemos constancia de que un fraude masivo de estas características haya ocurrido en otros países”, detallaron desde la fundación, a la vez que detallaron que “quienes han sufrido un fraude más grave (más del 50% de sus ahorros) tienen también peor salud física y mental y una mayor utilización de servicios sanitarios que el resto”.

El cuestionamiento del euro y otras iniciativas de 2015

El 2015 también será recordado como el año en el que el Banco de España cuestionó el crecimiento en la zona euro desde la implantación de la moneda única. Si no se hubiese creado la unión monetaria, el PIB per cápita de la zona hubiese sido un 2,7% superior, sostiene el BdE. En un contundente informe elaborado por las economistas Cristina Fernández y Pilar García, se desprende que en el caso español, hasta 2007, el PIB medio per cápita fue un 5,8% mayor del que podría haber sido en caso de no ponerse en marcha el euro. Las autoras hablaron de “incentivos perversos” para explicar que los países miembros abusaron de las inversiones al contemplar las facilidades de financiación.

Entre las iniciativas destacables del año saliente cabe destacar la propuesta de crear un fondo de garantía de depósitos europeo y los pasos dados en materia de financiación alternativa como el crowfounding. Por un lado, la proposición de la Comisión Europea de crear un sistemas de garantía de depósitos para toda la zona euro tiene como objetivo el de proteger a los ahorradores, y será financiado directamente por las contribuciones de los bancos, ajustadas en función del riesgo. “La crisis reveló la debilidad de la arquitectura generada de la monedada única. Desde entonces, hemos establecido un supervisor único y una autoridad única de resolución”, declaró el responsable de Estabilidad Financiera, el comisario Europeo Jonathan Hill, para añadir que “ahora tenemos que tomar medidas encaminadas a la adopción de un sistema único de garantía de depósitos”. La Comisión Europea propuso un sistema que ya existe en otros países miembros como España, en el que si quiebra un banco, el fondo de garantía cubra hasta 100.000 euros.

El Parlamento Europeo, por su parte, adoptó un nuevo Reglamento sobre las tasas de intercambio para las operaciones de pago basadas en una tarjeta, que permitirá tanto a comerciantes como a usuarios elegir las tarjetas que les ofrecen las mejores condiciones. El nuevo Reglamento limita las tasas de intercambio en el ámbito de la Unión Europea a un 0,2% del valor de la transacción para los pagos con tarjetas de débito, y un 0,3% del valor de la transacción en el caso de pagos con tarjetas de crédito, lo que supone una reducción estimada de 6 billones de euros anuales.

Por otro lado, la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA, por sus siglas en inglés), también emprendió una iniciativa de rabiosa actualidad, que presta atención a las nuevas formas de financiación participativa. Así, publicó un documento de asesoramiento sobre la inversión a través de crowdfunding, dirigido a las instituciones de la Unión Europea, en el que se destacó las cuestiones que deben ser objetivo de consideración para promover una mayor convergencia regulatoria. “El objetivo de ESMA es permitir que el corwdfunding alcance su potencial como fuente de financiación, asegurando al mismo tiempo que los riesgos para los usuarios son identificados y afrontados de forma proporcionada y convergente en toda la Unión Europea”.

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