Un tema que ronda siempre en la mente de todos nosotros, sin importar a que nos dediquemos, empleados o emprendedores, o incluso, si somos de las personas que pensamos que el dinero no da la felicidad, nadie nos escapamos de pensar y preocuparnos en algún momento por nuestras finanzas.
Es interesante subrayar que muchos de nosotros decimos que nuestras finanzas nos “preocupan”, lo que nos lleva a reflexionar y preguntarnos “¿por qué?”, tal vez sea porque es una materia que no dominamos la mayoría de nosotros, incluso, cuando acudimos a alguna institución financiera con un “experto” a contratar un servicio o a pedir asesoría acerca de nuestras cuentas, me atrevería a decir que, alguna vez, nos ha pasado que no nos den la información completa, o que contratemos una cuenta con unos servicios “maravillosos”, pero cuando la usamos, vemos que la realidad es muy distinta a como nos la “vendieron”.
El comienzo para para dejar de “preocuparnos” es la “Educación Financiera”, es imposible que todos seamos expertos en finanzas, pero la educación financiera nos hace consciente a los usuarios de nuestros propios límites.
El pasado miércoles 23 de octubre, se llevó a cabo en la Universidad Carlos III una jornada de “Educación y formación financiera en el crédito responsable, fintech y finanzas sostenibles”, en donde resaltaron que debemos reflexionar académicamente en lo que significa educación financiera, lo que nos va a permitir, y sobre todo en este momento en que nos abrimos a unos intereses en común como son las finanzas sostenibles y su financiación, debemos recuperar la confianza, en lo que debe ser una relación de quienes están del mismo lado, como son los asesores financieros y los clientes, incluso los empleados de banca o los intermediarios y que hablemos un lenguaje común.

Con ocasión de esta jornada hemos tenido la oportunidad de entrevistar a unos de los ponentes, Fernando Zunzunegui, Profesor de la Universidad Carlos III de Madrid y Socio Fundador del Despacho Zunzunegui Abogados.
La literatura discute sobre la efectividad de la educación financiera. Se trata de hacer responsable al consumidor financiero de sus propias decisiones. Pero las finanzas son cada vez más complejas. En este ámbito, ¿cuál es el papel de los asesores financieros?
El objetivo de la educación financiera es crear un lenguaje común entre empleados de los bancos y sus clientes, entre los asesores y sus clientes, que refuerce la confianza. Por un lado, MiFID II ha profesionalizado la actividad de asesoramiento. En la actualidad, los asesores deben contar con formación certificada, de títulos que consten en el listado de la CNMV. Lo cual los cualifica.
Los asesores trabajan del lado del cliente. Son una pieza esencial del sistema, se distingan o no como «independientes». Por ejemplo, son necesarios para evitar la exclusión financiera. Sólo a través de los asesores se puede acceder de forma segura a muchos productos financieros.
Lo cierto es que la creciente complejidad de los productos y servicios financieros fuerza a la exclusión financiera. Productos simples se hacen arriesgados o complejos, como los depósitos por encima de 100.000 euros o las acciones de los bancos, que pueden ser objeto de resolución (Bail-in), y quedan fuera del alcance y comprensión del consumidor financiero. Cuando pierden la inversión, como en los accionistas de banco Popular piensan que han sido expropiados. No lo comprenden, sienten anomia.
Los asesores facilitan el acceso informado al “traducir” y explicar los riesgos y seleccionar los productos adecuados a las necesidades de los clientes.
La concesión irresponsable de crédito está en el origen de la crisis financiera. A su vez, los clientes deben velar por sus propios intereses. ¿Cuál es el papel de la evaluación de la solvencia? La educación y formación financiera ¿debe ocuparse del crédito responsable?
El llamado «crédito responsable» es un concepto difícil de comprender. El cliente quiere crédito, para comprar casa o coche, incluso por encima de sus posibilidades, incluso cuando le falta la capacidad para cumplir con el banco sin sacrificios excesivos en su vida diaria. Peca de optimismo. Piensa si tiene empleo que no va a perder el trabajo o que no van a producirse cambios en la economía familiar, ya sea por accidentes, enfermedades o divorcios.
A su vez, como es natural las entidades quieren dar crédito para realizar su negocio.
Pero el crédito debe limitarse a la solvencia del prestatario. El crédito responsable, que pasa el filtro del test de solvencia, protege al cliente frente a sí mismo, y también la estabilidad del banco prestamista y del conjunto del sistema. Es una medida paternalista, que limita la libertad contractual, en beneficio de todos. Es una limitación del tráfico justificada. El crédito tiene que ser seguro, con capacidad de reembolso.
Era una medida que ya aplicaban los bancos en sus mejores prácticas pero que con la Ley de crédito inmobiliario se convierte en una obligación legal.
En este ámbito, los empleados de los bancos deben ser conscientes de la importancia del test de solvencia y de la mejor forma de implementarlo. A su vez los clientes asumen la carga de colaborar con el banco en su realización suministrando la información requerida y ser comprensivos ante la denegación de crédito.
Por lo demás, los clientes deben ser advertidos de los riesgos de acudir a prestamistas privados. De hacerlo, conviene comprobar que estén registrados. Los prestamistas privados deben estar registrado en el Banco de España y cumplir las mismas exigencias de transparencia y de evaluación de la solvencia que los bancos. Los clientes también deben saber que hay préstamos usurarios y que en estos casos pueden reclamar su nulidad.
El uso de las nuevas tecnologías financieras requiere una alfabetización digital. La formación financiera debe completarse con la educación en medios digitales. ¿Fintech puede dar lugar a exclusión financiera, por ejemplo, de los mayores? Fintech ¿requiere modificar los programas de educación y formación financiera?
Fintech, vincula la tecnología con los productos y servicios financieros. Es una oferta que se suele prestar en colaboración con la banca. Tiene ventajas e inconvenientes.
Utilizando y tratando nuestros datos, facilita el acceso a bajo coste. En general Fintech favorece la inclusión financiera. Pero la perfilación digital puede discriminar a los más vulnerables, con incrementos de precios o exclusión financiera.
Con Fintech, comprometemos nuestra intimidad y perdemos parte de nuestra autonomía. Confiamos en las máquinas -algoritmos- la toma de decisiones. Nos hacemos más vagos. Dejamos de buscar y tomar decisiones. Perdemos también libertad. Los algoritmos se pueden aprovechar de nuestros sesgos cognitivos. Compramos un producto a largo plazo por un regalo inicial. Así lo pone de relieve la guía de la CNMV sobre sicología de los inversores.
Los consumidores deben ser educados para conocer los riesgos de la economía de datos y de Fintech. Debe saber cómo gestionar la cesión de sus datos y la trascendencia de cederlos sin limitaciones.
A su vez, los asesores deben utilizar las herramientas Fintech para dar mejor servicio a sus clientes. Reivindicamos el contacto humano, de tal modo que los sistemas de asesoramiento automatizado, conocidos como robo-advice, deben contar con el acceso personal a asesores humanos, para aclarar las dudas y dar recomendaciones.
Herramientas como Sandbox, reducen la protección del cliente y son anticompetitivas. Las normas de protección del cliente deben simplificarse, pero no reducirse.”
Otras referencias
Participantes de la jornada de “Educación y formación financiera en el crédito responsable, fintech y finanzas sostenibles”:
- Marcos Vaquer Caballería, Secretario General y Catedrático de la Universidad Carlos III de Madrid
- Andrea Carreras-Candi, Directora EFPA España
- Patricia Gabeiras Socia Fundadora de Gabeiras & Asociados.
- José Mª López Jiménez, Dirección de Relaciones Institucionales y con Grupos de Interés y Sociales de Edufinet.
- Fernando Zunzunegui, Profesor de la Universidad Carlos III de Madrid y Socio Fundador del Despacho Zunzunegui Abogados.