La mejor forma de acercarnos a las novedades que afectan a la regulación financiera es mediante preguntas y respuestas sobre los temas más relevantes. Vamos a centrarnos en esta ocasión en dos temas que centran el debate regulatorio. Por un lado, el Libro Blanco de Paytech de AEFI que nos ha sorprendido al solicitar un marco regulatorio específico para entidades de pago. De otro, se ha recibido con júbilo la aprobación del Sandbox español.
¿Es necesario un nuevo marco legal para las entidades de pagos?
El régimen de las entidades de pago y de dinero electrónico está armonizado a nivel europeo. Ni el Gobierno español ni el Banco de España pueden alterarlo. Al no ser bancos no pueden captar depósitos, ni emplear los fondos recibidos de los clientes para dar crédito. Pero generan menos riesgos que los bancos lo cual justifica que se flexibilice su control. Lo que necesita el sector Fintech es una flexibilización en la aplicación de la regulación financiera. El Banco de España debe abandonar los formalismos para adaptar sus procedimientos al mercado. El principio de proporcionalidad permite facilitar el acceso al mercado y simplificar el cumplimiento normativo.
Con la nueva Directiva de servicios de pagos, ¿es efectiva la apertura del mercado a las Fintech?
La Unión Europea está en la vanguardia mundial de la regulación de los pagos digitales. En el marco de la Directiva de servicios de pagos (PSD2), «Open Banking» permite a las Fintech acceder a los datos de los clientes de los bancos para prestarles servicios. Es un sistema abierto a la competencia que acaba con el monopolio de la banca sobre los servicios de pagos. Pero el diablo está en los detalles. La Banca dificulta el acceso a los datos con canales de comunicación de baja calidad. Le corresponde al Banco de España vigilar que la banca cumpla con su obligación de crear pasarelas de comunicación de datos con funcionalidades suficientes para que las Fintech puedan prestar servicios de pagos. Los consumidores pueden optar entre acudir su banco o gestionar sus cuentas a través de una aplicación. Las autoridades deben garantizar que esta opción sea efectiva.
¿Rigen las mismas reglas del juego para las Bigtech y la banca?
Las Bigtech que entran en banca deben someterse al mismo control que la banca. Lo que ocurre es que las Bigtech son expertas en traficar con los datos de los clientes y sacar provecho. Manejan algoritmos que les permiten monetizar los datos bancarios a los que con Open Banking pueden acceder. Pero hay una asimetría. Las Bigtech pueden acceder a los datos bancarios pero los bancos no pueden acceder a los datos de los clientes de las Bigtech. Compartir los datos de los clientes debería ser un principio general. De este modo, las Bigtech perderían poder de mercado y la competencia con la banca sería más equilibrada.
Compartir los datos bancarios con las Bigtech tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Permite a los clientes simplificar y abaratar el acceso a los servicios financieros. Pero refuerza la posición de dominio de las Bigtech sobre el mercado. Los datos bancarios son datos de alto valor añadido. Conociendo lo que compramos y los servicios que contratamos las Bigtech pueden anticiparse a nuestros deseos y crear un mercado artificial, no humano. Hay un riesgo de pérdida de autonomía personal.
¿Qué entraña la aprobación de la Ley Sandbox?
Es una novedad muy importante. Supone un cambio radical de la función de los supervisores financieros. De policías del mercado se convierten en participes de las iniciativas empresariales. Pasan a seleccionar y nombrar monitores en los proyectos Fintech.
Sandbox va dirigido a todas las empresas que quieran probar innovaciones financieras que hayan adquirido cierto grado de madurez. Es probable que los principales beneficiarios del espacio Sandbox sean los grandes grupos bancarios.
Si es una medida favorable, ¿por qué ha tardado tanto en aprobarse?
Dado el consenso existente entre industria y autoridades, el proyecto se podía haber aprobado hace un par de años. El retraso ha sido debido a la desatención del gobierno a las iniciativas que afectan al mercado.
¿Va a ser una medida efectiva para una innovación responsable?
Necesita recursos materiales y sobre todo humanos. Hay que destinar al mecanismo Sandbox un amplio equipo de profesionales expertos en el mercado financiero con conocimientos en las nuevas tecnologías y en regulación financiera. Además, requiere una estrecha coordinación entre las autoridades financieras, y entre las autoridades financieras y las de protección de datos y de defensa de la competencia. Sandbox es un experimento regulatorio de prueba y error. Es un modelo importado del Reino Unido que deberá ser adaptado a nuestro ordenamiento. Es una pieza que tiene difícil encaje en los ordenamientos continentales. La rendición de cuentas y el control parlamentario del espacio Sandbox permitirá los correspondientes reajustes.
La principal amenaza para convertir el Sandbox en una medida eficaz para favorecer una innovación responsable proviene de la inercia. Para el Banco de España y los demás supervisores, pasar de un enfoque de silos y objetivos prudenciales a una cultura colaborativa horizontal de promoción de la digitalización es todo un reto. La CNMV debe tomar el liderazgo en RegTech y SupTech. La labor del nuevo presidente de la CNMV para impulsar este cambio en la regulación y supervisión va a ser crucial.
Desde luego, la objetividad en la selección de proyectos es esencial. Los proyectos deben ser seleccionados por razones técnicas no políticas.
¿Va a facilitar el acceso al mercado de los proyectos innovadores?
Su objetivo es facilitar la digitalización financiera con un espacio controlado de pruebas. De tener éxito, el mercado financiero se parecerá en su acceso al de la salud, con autoridades implicadas en la introducción en el mercado de los nuevos productos.
Los supervisores pasan a tutelar el acceso al mercado. Nombran monitores y valoran los nuevos productos y servicios. Controlan el puente que une el laboratorio con el mercado.
¿Cómo afectará a los consumidores financieros?
Sandbox tiene por objetivo facilitar la innovación responsable en el mercado y con esta mejora también se beneficia a los consumidores que podrán acceder a nuevos productos y servicios. No obstante, Sandbox es un peligro para los inversores que participan en las pruebas como conejillos de indias. Van a poder contratar productos todavía en su estado embrionario. Por esta razón se les advierte de los peligros de participar en las pruebas y que lo hacen a su riesgo, sin que tengan nada que reclamar a las autoridades. Es un riesgo que debe ser cubierto por los promotores con las suficientes garantías.