El Informe de estabilidad financiera correspondiente a la primavera de 2019 publicado por el Banco de España alerta de los riesgos del sistema financiero español, en particular, sobre la rentabilidad y la solvencia de la banca. Tal y como constata este organismo, “en los últimos seis meses los riesgos para la estabilidad del sistema financiero español han aumentado”. El Banco de España ha identificado varios factores de riesgo: las tensiones comerciales, la desaceleración económica y el aumento de demandas judiciales.
Acorde con este informe, “en los últimos años, el riesgo legal, vinculado a litigios judiciales, que afecta a la banca española se ha incrementado significativamente”. De esta forma, el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos prevé un incremento de las demandas judiciales contra las entidades de depósito y recuerda que “existen todavía procedimientos judiciales muy relevantes pendientes de resolución”. El organismo hace así referencia al próximo pronunciamiento del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre el índice de referencia de los préstamos hipotecarios (IRPH), cuya resolución podría tener un gran impacto en la actividad de la banca española.
Entre los riesgos de estabilidad financiera, el informe también destaca la desaceleración económica global producida por la incertidumbre económica y geopolítica existente y por las tensiones comerciales entre países como Estados Unidos y China. Ello puede suponer “un aumento significativo de las primas de riesgo que impacte negativamente en el precio de los activos financieros”. Además, este organismo manifiesta que, en este contexto, “la rentabilidad de los bancos españoles se verá sometida a una presión adicional”.
Así, el Banco de España concluye que la economía española “mantiene algunos factores de vulnerabilidad” relacionados, entre otras cuestiones, con la situación de “fragilidad” que viven muchos hogares españoles contando con una tasa de ahorro muy reducida. Además, las entidades de depósito “siguen afrontando el reto de mejorar sus niveles de rentabilidad y solvencia”. De este modo, la banca española deberá enfrentarse a numerosos desafíos, además de tener que recuperarse de la pérdida de reputación ocasionada por el aumento de litigios.
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