En los últimos años las nuevas tecnologías aplicadas al sector financiero han evolucionado y un rito vertiginoso, hoy en día se les denomina Fintech. Este fenómeno supone un cambio radical en la gestión de las finanzas de los consumidores y usuarios.
Para profundizar en esta materia, el 6 de noviembre de 2019 se llevará a cabo el Congreso AsufinTech, una Jornada dedicada enteramente al mundo Fintech desde la perspectiva de la protección el consumidor, tanto en en su vertiente jurídica como de innovación tecnológica.
En esta Jornada organizada por ASUFIN y el Ilustre Colegio de la Abogacía de Barcelona (ICAB), tendrá lugar interesantes mesas de debate y ponencias como: “La Banca del Futuro”, “Sandbox: Un Espacio Regulatorio de Pruebas a Debate”, “Riesgos para el Ciberconsumidor”, por mencionar solo algunos temas que se abrirán al debate de los asistentes.
Un tema que se aborda en la jornada es Sandbox, palabra que seguramente hemos escuchado, pero que muchos de nosotros no terminamos de comprender bien a que se refiere. El Gobierno nos dice, que es un “espacio controlado de pruebas que permitirá crear condiciones seguras para que puedan probarse innovaciones financieras de base tecnológica bajo vigilancia de los supervisores.”
Con esta medida, España se suma a los países que están “en la vanguardia tecnológica”. Mensaje compartido por la asociación que agrupa a los nuevos operadores Fintech en España (AEFI).
Pudimos conversar con Fernando Zunzunegui, Socio Fundador de Zunzunegui Abogados y Profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, ponente en la mesa: “SANDBOX: Un espacio regulatorio de pruebas a debate”, nos habla de este tema desde su punto de vista profesional.
Fernando comenta que al hablar de Sandbox suelen subrayarse las ventajas y no se ven los riesgos. De hecho, Sandbox se publicita como la medida estelar para liderar el cambio tecnológico. Según el Gobierno, la iniciativa encaja “con las recomendaciones de diversas instituciones y foros internacionales.” “Pero lo cierto es que Sandbox no es un tema pacífico. Tiene riesgo de arbitraje regulatorio, de bajar el listón de las exigencias regulatorias para captar la inversión exterior a cualquier precio. Que sea innovador no significa que sea conveniente”.
Sandbox es un experimento que entraña riegos y costes, por lo que conviene hacer un análisis antes de utilizar esta herramienta. Fernando Zunzunegui asegura que esta iniciativa exige personal altamente cualificado. “En el Reino Unido las autoridades designan tres monitores en cada proyecto aprobado, la CNMV sólo dispone de tres personas para atender todo Fintech por lo que se carece de recursos necesarios para gestionar la puesta en marcha de Sandbox.”
Para concluir, Fernando Zunzunegui afirma que “Sandbox es además un experimento regulatorio, una innovación que transforma la naturaleza de las autoridades financieras quienes pasan a ser seleccionadores y monitores de proyectos empresariales. El fin es loable. Se trata de entender los nuevos modelos de negocio y conseguir que el control administrativo alcance a la tecnología con el fin de poder regularla y supervisarla en interés de los consumidores y del conjunto del mercado. Es una herramienta ingeniosa y seductora. Pero el fin no justifica los medios. Ante la complejidad y la opacidad de los algoritmos debe primar la prudencia. Primero, antes de su implantación, hay que hacer un estudio de costes y beneficios y estar seguros de su efectividad en aras a la mejora de la competencia y a la protección del consumidor”