Desde la crisis financiera, el sector bancario europeo ha experimentado un proceso de reestructuración gradual. De acuerdo con el Informe Anual 2019 del BCE, esta transformación ha provocado la disminución del número de entidades de crédito de la zona del euro, si bien es cierto que el número de sucursales extranjeras ha permanecido estable en líneas generales.
En cuanto a su tamaño, el sistema financiero de la zona del euro se ha mantenido estable durante los últimos años.
En junio de 2019, el total de activos mantenidos por intermediarios financieros de la zona del euro se situaba en 82 billones de euros, o lo que es lo mismo, más de 7 veces el PIB de la zona del euro. Así lo reconoce el Banco Central Europeo (BCE) en su reciente informe sobre Financial Integration and Structure in the Euro Area. Por sectores financieros, la banca continúa siendo el sector mayoritario. Si bien, los fondos de inversión y de pensiones han sido los tipos de intermediarios financieros no bancarios que más rápidamente han crecido en la zona del euro, llegando a representar ahora casi el 60% de los activos financieros totales de la zona euro.
Estabilidad financiera y COVID-19
El BCE ha identificado para el año 2019 cuatro puntos clave para la estabilidad financiera de la zona del euro:
- Las vulnerabilidades de los precios de los activos y correcciones bruscas.
- La inquietud acerca de la sostenibilidad de la deuda pública y privada en varios estados,
- Las vulnerabilidades del sector bancario asociadas a sus perspectivas de rentabilidad
- El aumento de las vulnerabilidades en el sector financiero no bancario (que analiza con más detalle en su Financial Stability Review de noviembre de 2019).
Las perspectivas económicas mundiales se deterioraron durante el año 2019 y, según las previsiones iniciales, el impacto producido por el COVID-19 va a afectar al crecimiento de los próximos años.
En este sentido, durante las últimas semanas, los mercados están experimentando una volatilidad histórica, afectando también a la liquidez del mercado, que se ha deteriorado de forma importante.
Para responder a esta situación, las autoridades supervisoras han elaborado una batería de medidas y directrices acerca de la interpretación y aplicación de los requisitos reglamentarios en las circunstancias excepcionales actuales.
Sin embargo, el deterioro de las condiciones macroeconómicas como consecuencia de la crisis concurrente y el brusco endurecimiento de las condiciones financieras acentuará las vulnerabilidades identificadas por el BCE (la sostenibilidad de la deuda y las perspectivas de rentabilidad) y la presión sobre la capacidad del entorno macrofinanciero para resistir perturbaciones adversas.
Fintech
A nivel de innovación, el Banco Central Europeo señala que, a lo largo de la última década, la creación de entidades Fintech ha aumentado hasta el punto de que la zona euro alberga en torno a 2.800 fintechs, que representan una quinta parte del total de dichas entidades en todo el mundo.
Por sectores, según la Autoridad Bancaria Europea, la mayoría de estas entidades se circunscriben al campo de los servicios de pago, compensación y liquidación, de los servicios de crédito, aceptación de depósitos y captación de capital, de los servicios y la gestión de inversiones, y de los servicios de scoring de crédito y cumplimiento y otras tecnologías financieras.
En este sentido, el BCE reconoce cómo las interrelaciones entre las fintech y las entidades de crédito, está mejorando la experiencia del cliente al ofrecerles una mayor gama de productos y servicios financieros de forma más asequible y eficiente.
Riesgos climáticos y fomento de las finanzas sostenibles
Otro reto del sector financiero son los riesgos climáticos. Estos riegos se pueden ver materializados en un incremento del riesgo de incumplimiento en las carteras de préstamos, en el pago de indemnizaciones más frecuentes y onerosas asociadas a pólizas de seguros e, incluso, en la reducción del valor de los activos.
De ahí que, tanto autoridades como inversionistas sean cada vez más conscientes de las implicaciones del cambio climático para el sector financiero.
El Reglamento de taxonomía recientemente adoptado por el Consejo de la UE es un ejemplo de la apuesta de las instituciones por el diseño de políticas encaminadas a mitigar los efectos del cambio climático. Por otra parte, las entidades de crédito de la zona euro deben continuar trabajando en el diseño de metodologías de medición de los riesgos climáticos y en la contribución a la divulgación de la información y su comparabilidad.
Es imprescindible que la promoción de las inversiones sostenibles venga acompañada por la transparencia y unos fuertes requisitos de información.
Por otro lado, los esfuerzos relacionados con los riesgos climáticos se han centrado, hasta ahora, en las inversiones en ciertos sectores industriales.
Sin embargo, la experiencia del COVID-19 debe servirnos para reflexionar acerca del potencial de los riesgos climáticos de volverse sistémicos para el sistema financiero de la zona del euro. Por ello, resulta conveniente reforzar este trabajo y extenderlo a otros sectores igualmente vulnerables a los riesgos climáticos.
Zunzunegui Abogados,
Coordinadores de Regulación de EFPA España.