El mes de septiembre trae consigo una serie de connotaciones, una de ellas, el inicio de un nuevo curso académico y la vuelta a las escuelas y a los centros de enseñanza. En este contexto, la educación financiera, como muchas otras materias, hace acto de presencia con un plan reforzado. Muchos coinciden en que la educación financiera es algo fundamental para asentar conceptos básicos entre los jóvenes, pudiendo actuar como una medida preventiva en la protección del consumidor. Hay que aprender a navegar en la selva financiera.
Fue la propia OCDE cuando en 2005 aprobó una resolución recomendando a los Estados Miembros la promoción de la educación financiera de sus ciudadanos. En ese momento, todavía no se había desarrollado ningún plan de educación financiera en nuestro país. Algo que cambió principalmente tras la crisis económica y el aumento de las reclamaciones a entidades financieras. En 2008, la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Banco de España aprobaron el primer Plan de Educación Financiera 2008-2012, que fue renovado en junio de 2013 (Plan de Educación Financiera 2013-2017) y en junio de 2018 (Plan de Educación Financiera 2018-2021).
En 2010, por primera vez se desarrolló un Programa escolar de Educación Financiera, en colaboración con el Ministerio de Educación Cultura y Deporte. Con este programa, llegaban a las escuelas manuales didácticos en materia financiera para alumnos y profesores. Un programa voluntario y flexible que se dirige tanto a estudiantes de la ESO como de Primaria, abordando temas relativos a la planificación y gestión de las finanzas personales o al riesgo y al beneficio.
Nuevo Plan de Educación Financiera
Con el inicio de este nuevo curso, se pone en marcha el nuevo Plan de Educación Financiera (2018-2021) que mantiene distintas iniciativas desarrolladas en ediciones anteriores. Entre algunas de ellas, se encuentra la celebración de talleres, conferencias y cursos online; la puesta en marcha de microsites informativos; y el desarrollo de un concurso de educación financiera bajo el lema “Premios Finanzas para Todos”.
El nuevo plan establece distintos objetivos y acciones previstos para los próximos años. Entre ellos, nos encontramos el fortalecimiento de la marca ‘Finanzas para Todos’, el desarrollo de herramientas digitales que mejoren el acceso a la educación financiera, o la búsqueda de nuevas entidades colaboradoras. Asimismo, el plan incide en la importancia de seleccionar colectivos con mayor necesidad de educación financiera, con el fin de personalizar en la medida de lo posible dicha educación. Tampoco olvida el “Día de la Educación Financiera” que se ha convertido en la fecha de referencia en Plan de Educación Financiera.
En la actualidad y acorde con los resultados de la Encuesta de Competencias Financieras, «los conocimientos financieros de la población adulta en España se sitúan, en general, en torno a la media de todos los países considerados». Es verdad que menos de la mitad de los entrevistados de la encuesta contestó correctamente a preguntas sobre conceptos como el tipo de interés compuesto. Sin embargo, la media de respuestas correctas de otros países europeos es muy similar a la media española.
Durante los últimos años, el Plan de Educación Financiera ha sufrido un proceso de evolución constante. En principio, abre sus puertas a otras entidades que quieran colaborar en el proyecto con el fin de mejorar el sistema educativo financiero. A pesar de ello, el Plan también se encuentra con numerosos detractores que no terminan de aprobar la iniciativa de la CNMV y del Banco de España. Se levanta la polémica en torno a una pregunta: ¿quién debería impartir este tipo de educación?
Una educación imparcial, neutra y transparente
La Comisión Europea en su ‘Comunicación sobre Educación Financiera’ de 2007 recogió el principio básico de asegurar la imparcialidad y objetividad en las políticas formativas. Una de las grandes críticas al Plan de Educación Financiera es precisamente su contradicción con el principio de imparcialidad. ¿Es neutral un plan de educación financiera promovido y gestionado por la propia banca? El presidente de la asociación de consumidores ADICAE, Manuel Pardos, ya criticó fuertemente el programa. Pardos reivindica una educación financiera crítica, imparcial y para todas las edades, alegando que no puede estar en manos de empleados de la banca ya que es poner “al lobo a cuidar de los corderos”.
Por otro lado, se defiende la participación de las instituciones financieras en el desarrollo de la educación financiera, dada su experiencia y recursos. La CNMV y el Banco de España ya elaboraron un Código de Buenas Prácticas para las iniciativas de educación financiera, con el objetivo de evitar los potenciales conflictos de interés. Con éste, se comprometen a ofrecer una educación financiera imparcial, al servicio de las personas y con formadores debidamente capacitados. En este panorama, se inicia un nuevo curso académico en el que continuarán desarrollándose las iniciativas para promover las competencias financieras.