Extracto vía CTXT, por Elise Gazengel
En otoño de 2011 estalló la crisis de las preferentes. Cientos de miles de españoles habían perdido sus ahorros por culpa de las malas prácticas bancarias y comenzaban la lucha para recuperarlo. Un drama económico que empezó a resolverse en los tribunales años más tarde gracias a la movilización ciudadana.
Muchos casos particulares abrieron los telediarios, ocuparon páginas enteras de los periódicos. Algún suicidio o intento de suicidio, afectados explicando que llevan años con ansiedad, matrimonios que no aguantaron la crisis y muchos que, al ser mayores, se quedaron en el camino… Aunque, de manera general, no se solía hablar de los perjuicios a la salud (…).
En junio de 2015, un grupo de expertos en economía, derecho, medicina y ética crearon la fundación Finsalud para establecer, de manera científica, asociaciones entre “la pérdida súbita de los ahorros y la salud física y mental de las personas” (…).
El periodista Andreu Missé, director de la revista Alternativas Económicas y autor del libro titulado La gran estafa de las preferentes, lleva años trabajando sobre este tema. Para él tampoco fue una evidencia en un primer momento: “Al principio, no era tan consciente del daño moral y sobre la salud porque esto lo fui descubriendo cuando conocí más casos”, cuenta el periodista que recoge varios en su libro.
Roberto Serrano Lluch, economista, presidente de AdaBankia y patrono de Finsalud, reconoce que él tampoco pensó en el riesgo sanitario cuando ayudó a su padre a luchar por el dinero perdido en preferentes. “En un primer momento, me preocupé para que recuperara su dinero, temía que mi padre perdiera sus ahorros de toda la vida y veía que eso le afectaba, pero no tanto en temas de salud aunque sí veía que se pasaba noches sin dormir o con estrés”. Su padre falleció súbitamente pocas horas después de recuperar su dinero (…).
Por esos motivos, los miembros de Finsalud como María Victoria Zunzunegui, profesora de epidemiología especializada en envejecimiento en la Universidad de Montreal, insisten tanto en la importancia de sacar un estudio científico que podría servir de base a una demanda colectiva.
Fue su hermano, Fernando Zunzunegui, abogado especialista en derecho financiero, quien le pidió que se uniera a la fundación al observar que sus clientes afectados por fraudes financieros presentaban mala salud.
La investigadora de Finsalud explica: “Si nuestras investigaciones demuestran que las personas afectadas han sufrido daños en su salud física o mental como consecuencia del fraude, estas personas podrían reclamar por los daños sufridos”.
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