precondo ca OlSGcrLSYkw unsplash Recomendaciones prácticas para mitigar los sesgos cognitivos del inversorLa Subdirección de Educación Financiera de la Comisión Nacional del Mercado de Valores ha publicado un documento de trabajo (“Economía conductual para la protección del inversor: Recomendaciones prácticas para inversores, entidades y reguladores”) sobre el comportamiento de los inversores y su protección ante los sesgos de comportamiento.

El trabajo profundiza en los fundamentos básicos de la economía conductual de los seres humanos (racionalidad limitada, preferencias, influencias del entorno, etc.) para explicar, a continuación, el proceso de toma de decisiones de los inversores y la incidencia de los sesgos cognitivos.

Según el estudio publicado, en el proceso de toma de decisiones intervienen tanto la capacidad analítica de la persona como sus emociones e intuición. De acuerdo con la tesis de la autora, gran parte de las decisiones se adoptan “siguiendo procesos intuitivos y automáticos en vez de procesos analíticos y controlados”, de ahí que puedan incurrir en equivocaciones a la hora de decidir. El exceso de confianza, la ilusión de control, el anclaje, la falacia del coste hundido, la aversión a las pérdidas o la predisposición al optimismo son algunos de los sesgos predominantes en la toma de decisiones financieras.

Con el fin de mitigar estos sesgos y proteger al inversor, el trabajo propone repensar la protección al inversor introduciendo el enfoque de la economía conductual. Frente a las tesis de la teoría económica tradicional, la economía conductual pretende explicar el funcionamiento del mercado y el comportamiento de los inversores conjugando la economía con otras disciplinas como la sociología, la antropología y la psicología. En este sentido, hemos de recordar que la CNMV publicó a finales de 2019 la guía “Psicología económica para inversores”, donde se hacía referencia a una serie de técnicas y recomendaciones encaminadas a reducir dichos sesgos cognitivos y a facilitar al inversor la racionalización de su proceso de inversión.

Por último, la autora propone una serie de recomendaciones a adoptar tanto por inversores como por entidades y reguladores. Como primera medida, la autora recomienda a los inversores una adecuada educación financiera. Asimismo, sugiere que los inversores deben conocer las implicaciones de los sesgos cognitivos y técnicas acerca de cómo evitarlos. En el caso de las entidades, se recomienda elaborar la información cuidadosamente, así como evitar la utilización de un lenguaje engañoso, confuso, impreciso o excesivamente técnico. También se recomienda que las entidades adopten mecanismos para afrontar el riesgo de que los clientes tiendan a sobreestimar sus conocimientos y experiencia. Finalmente, incluye varias recomendaciones para las autoridades reguladoras como la necesidad de impulsar la educación financiera.

El trabajo completo se encuentra disponible aquí.

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