El pasado jueves 2 de febrero se celebró en el salón de actos del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital la IV edición del foro Fintech. El evento se organizó por la Asociación Española de Fintech e Insurtech (AEFI) con el objetivo de contribuir a la creación en España de un entorno favorable para el sector. Además, en esta ocasión, el principal motivo del encuentro era la presentación del Libro Blanco del Fintech en España. Al acto acudieron tanto personalidades del sector público y la Administración como los principales actores del Fintech en el sector privado.
La mañana comenzó con la presentación del Libro Blanco Regulatorio, con la participación de Emma Navarro, Secretaria General del Tesoro y Política Financiera, Enrique Fernández Albarracín, FSO Regulatory Leader Spain de EY, Jorge Bardón, Director General de IPF Digital y Marta Plana, vicepresidenta de AEFI y General Counsel de Digital Origin.
En esta primera mesa de debate se discutió la importancia del Libro Blanco como herramienta diseñada con el objetivo de fomentar que se genere en España un entorno legislativo apropiado que sirva para el impulso de las actividades de las Fintech. Las conclusiones extraídas en el Libro Blanco establecen que la reforma de la regulación existente y el cambio en el enfoque de la supervisión por los propios reguladores respecto del Fintech son condiciones indispensables para mantener una “jurisdicción competitiva” que logre ser atractiva para todos los actores financieros, incluidos los inversores. Enrique Fernández Albarracín incidió en que uno de los principales objetivos de la regulación propuesta en el Libro Blanco ha de ser la de acelerar la comunicación entre el Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores y la Dirección General y Secretaría de Seguros.
Tras la presentación del Libro Blanco, se sucedieron dos mesas redondas en las que el debate se centró en la regulación Fintech como ventaja competitiva para el sector y el impacto de la regulación en las distintas actividades Fintech. Cada uno de los ponentes lo hizo en representación de las verticales que componen la actividad Fintech como son Big Data, medios de pago, identificación online de clientes, equity crowdfunding y crowdlending o servicios dirigidos a la gestión de las finanzas personales. El evento contó con la participación de los CEO de start-ups como Iqapla (Horacio Luppi), Savso (Patrick Ribaut), Wiqout (David Navarro), Eurobits (Arturo González Mac Dowell) o ElectronicID (Ivan Nabalon) además del Presidente de la Asociación de Crowdlending en España (Francisco Sierra), el Country Manager para España y Portugal de Ebury (Duarte Monteiro) o el Director General de Negocio de Inversis (Salvador Martín de Vega).
He leído declaraciones en las que se solicita, abiertamente, bajar el listón en materia de Regulación, requisitos de capital y mecanismos de control que faciliten el desarrollo de estas soluciones digitales «innovadoras».
Por ejemplo, respecto del sector seguros indicaron que les generan problemas los “amplios requisitos económicos a las entidades para realizar la actividad aseguradora”. Marta Plana pide «Las ‘fintech’ queremos un supervisor propio, independiente de CNMV y BdE» también que «la CNMV y el BdE no son capaces de supervisarnos, no son entes accesibles, la burocracia es inmensa… Por ejemplo, me costó año y medio lograr del Banco de España la licencia de agente de pagos de Digital Origin. Tampoco la CNMC tiene recursos suficientes, porque estamos hablando de tecnologías que cambian muy rápido, y en España hay mucha burocracia».
También dijo Marta Plana «Deberíamos tener miedo de los modelos de negocio que han supuesto un problema a nivel ciudadano y de economía del país muy grave. Si la banca lo ha hecho mal, debemos temer a la banca, pero las ‘fintech’ no hemos hecho nada».
Tal vez el problema no sea si eres o no fintech o insurtech sino la forma de ver y de llevar a cabo su papel por parte de las Instituciones Públicas que Regulan y Supervisan estos sectores tan sensibles. Porque lo que es estúpido, costoso y maquiavélico en términos de burocracia para una start-up también lo es para un modelo de negocio no digital. Si ese es el problema reinventemos o copiemos modelos más eficientes y seguros para todos los actores. Creo que la inoperancia o indolencia del BdE en ciertos momentos de la historia reciente del negocio bancario tradicional de este país no se le escapa a nadie.
Pero debemos entender que lo que realmente es revolucionario, innovador y rompedor con la tradición es la protección efectiva del consumidor, del inversor y del asegurado. Aún queda mucho camino por delante pero ese logro no debe ser sacrificado en aras a una mayor rentabilidad de proyectos tecno-financieros. Por ello algunas de las pretensiones de estas empresas, siendo muy respetables, pueden conducir un entorno demoledor para los intereses del ciudadano. Algún caso ya estoy palpando en seguros donde el patrimonio del cliente solo se verá afectado si sucede lo que quiso evitar; mientras, vivirá en la ilusión de estar seguro en mejores condiciones.
Innovación sí, pero no a costa de ceder en garantías.
Carlos, comparto contigo la necesidad de simplificar la regulación financiera para todos los participantes en el mercado, no solo para los entrantes provenientes de FinTech, así como la conveniencia de mantener la protección del cliente, incluido el cliente que opta por el subsector FinTech. Las innovaciones tecnológicas no alteran las bases de la regulación financiera cuyo objetivo sigue siendo la eficiente asignación del ahorro a la inversión. FZ