La palabra sandbox -literalmente, caja de arena- hace referencia a un arenero, es decir, el pequeño espacio donde los niños pueden jugar y experimentar en un ambiente controlado. No obstante, con el tiempo, esta palabra ha adquirido un nuevo significado.
Hoy en día, el concepto se ha trasladado al ámbito de la tecnología financiera, entendiendo por ‘sandbox’: un espacio de pruebas de las innovaciones financieras bajo control administrativo.
Hay una controversia sobre la mejor forma de regular Fintech, a través de Sandbox o de Innovation Hubs. “No son herramientas contrapuestas. Son herramientas que tienen los supervisores y habrá que estar a la que mejor sirva al mercado al cuál se dirige” afirma Fernando Zunzunegui, Socio Fundador de Zunzunegui Abogados y Profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, en la jornada «Financiación y Revolución Tecnológica. La tutela de clientes de servicios Fintech, evento organizado por Fundación Hay Derecho y patrocinado por Zunzunegui Abogados.
Según Zunzunegui, afirma que “Estamos ante un tema abierto a debate pues Sandbox es el parque de arena para juego de niños, pero ni las Fintech son niños, ni debe el supervisor bajar a la arena a jugar con los participantes en el mercado”. En su opinión “la CNMV lo está haciendo bien, con una regulación y supervisión participativa, teniendo en cuenta al sector, con audiencias públicas permanentes, atendiendo a los participantes en el mercado”. No hay que esperar a una Ley Sandbox para operar en el mercado Fintech. Hay dos tipos de proyectos, los tecnológicos, que no requieren de autorización administrativa y, otros, en los que si se desarrollan actividades financieras, sometidos a la normativa imperativa de protección del consumidor financiero. Aquí poco puede aportar una Ley Sandbox, pues las normas de conducta europea no se pueden dejar de aplicar salvo las excepciones previstas en la ley. Recordar la proporcionalidad en la aplicación de las normas financieras sería superfluo pues es un principio básico de la normativa europea.
Lo cierto es que ya tenemos una evaluación del Banco Mundial sobre Sandbox versus Innovation Hubs, herramientas que comparten objetivos, entre los que destacan la seguridad jurídica y el aprendizaje de los supervisores, logrando establecer un dialogo entre la industria y los reguladores, comenta Fernando Zunzunegui. Según el Banco Mundial, Sandbox es intensivo tanto en recursos humanos como materiales, en concreto requiere 25 empleos a tiempo completo. En consecuencia, “debe de haber una fuerte voluntad política y dotar de presupuesto a esta nueva figura para alcanzar los objetivos deseados”, lo que también se puede lograr con mayor facilidad a través de los portales de innovación, concluye Zunzunegui.