Fernando Zunzunegui

Publicado en FIDE

toa heftiba yz4VF6x0W3M unsplash Una vulnerabilidad que nos hará más fuertesSomos vulnerables y vivimos en una sociedad vulnerable. Un virus ha cerrado la industria y nos ha encerrado en casa. La sociedad desarrollada no ha sabido prevenir esta situación. La reclusión nos permite reflexionar. Ahora distinguimos las cosas importantes de las que no lo son. Se ha impuesto el teletrabajo. Tal vez sea hasta más productivo. Hemos descubierto que atender a la familia no es incompatible con el trabajo. Salud y dinero son importantes por este orden. Prima la eficiencia sobre los derechos personales. Queremos salir a la calle sin riesgo. Queremos recuperar un ambiento seguro. Otros objetivos quedan postergados. Poco se habla de que este gran parón está beneficiando al medio ambiente. No nos importa que utilicen nuestros datos personales para controlar la expansión del virus. Compartimos los valores esenciales. No nos sentimos aislados. Surge un sentimiento colectivo. Desde el presidente al empleado, desde el banquero al sin techo, todos compartimos destino. El virus puede alcanzarnos a todos. No hay cura. Todos nos sometemos al estado de alarma. Nos sentimos vulnerables. Creamos nuevas rutinas como mecanismo de distracción. Pero tenemos esperanza. Pensamos que antes o después saldremos de esta situación. Lo que no sabemos es como será la sociedad después de esta pandemia.

Hay que preservar la salud, pero también la economía. La pandemia la ha paralizado, aunque no toda. Las grandes plataformas salen reforzadas. Las finanzas siguen funcionando. Triunfa la tecnología. Los que saben manejarla siguen trabajando. Trabajan con datos. Ofrecen soluciones. Se crean aplicaciones de seguimiento personal para controlar el virus. En Asia ya han demostrado su eficacia. China nos está dando una lección. Ha sabido gestionar la crisis y calienta motores para tomar el control de la economía mundial. En occidente la gestión de crisis está requiriendo enormes recursos. Sube el déficit y las primas de riesgo. Nos protegemos frente a las compras hostiles de las compañías estratégicas. Nos blindamos. Nos replegamos en nosotros mismos. Es una reacción justificada frente al miedo. Pero para salir adelante debemos avanzar. Debemos pensar en la sociedad en la que queremos vivir. Descartar a los viejos es inhumano. Toda vida es sagrada. En tiempos de crisis reforzar la moral es esencial. Hay que ser solidarios. Hay que formar una piña cada uno desde nuestra casa y lanzar un mensaje de esperanza. Con el teletrabajo creamos una red muy resistente. Observamos al vecino trabajar, reír, gritar y nos mostramos más solidarios. Nos entran deseos de aprender y utilizar nuevas herramientas. Aprovechamos utensilios antes despreciados. Saboreamos los alimentos. Tenemos tiempo. El día es muy largo encerrados entre cuatro paredes. Estamos ante una explosión de creatividad. Aprovechemos estas semanas para salir reforzados. Para hacer planes. Lo accesorio queda atrás. Ya sabemos que profesiones merecen la pena. La salud, la seguridad, la comunicación, la agricultura, las finanzas son necesarias. Hay muchas prácticas que han quedado silenciadas con la crisis y no las echamos de menos. Vamos a centrarnos en lo que merece la pena, en lo que nos une, en lo que nos permite ser mejores y salir adelante. Aprovechemos estas semanas para plantear cambios. Podemos innovar y poner en marcha nuevos proyectos. Estamos en permanente contacto con los demás encantados de recibir propuestas. No se respeta ni la pausa del café. Se han elevado las llamadas de teléfono, se han multiplicado los foros de expertos. Hay financiación. Dinero no falta para los emprendedores. Podemos convertir este encierro en una fuente de riqueza y salir reforzados.

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