2img 5386 300x223 “Que no se entere nadie”: el tortuoso camino de sufrir un fraude financiero
El equipo de Finsalud junto al personal de la ENS

Vergüenza, sentimiento de culpabilidad, ansiedad, afectación en el sueño y peor calidad de vida. Estas son algunas de las consecuencias en la salud que ha tenido el haber sufrido un fraude financiero. Así lo evidencian los resultados preliminares del estudio ‘Fraudes Financieros y Salud’, impulsado por la fundación Finsalud, pionera en la investigación de esta cuestión. “Hay personas que no le han dicho a su pareja lo que ha pasado. Mucho menos se van a meter en un juicio. Esconden el tema. Y cuanto más elevada sea su formación o clase social más les va a costar reconocerlo”, así lo explicó Milena Gobbo, una de las coordinadoras del estudio, en el ‘V Encuentro de investigación Fraudes Financieros y Salud ’, celebrado este lunes en la Escuela Nacional de Sanidad. Tras el trato con varios afectados, Gobbo resumió que el sentimiento de culpabilidad lleva a algunas personas a enterrar el problema y entonar el “que no se entere nadie”, algo que sugiere que pueda haber muchos más afectados.

El objetivo de esta jornada, donde se dieron cita prestigiosos profesionales del mundo sanitario, y que reunió a medio centenar de participantes, fue informar a la comunidad científica española sobre la magnitud de los fraudes financieros que han tenido lugar desde que comenzó la crisis económica en el año 2008 y sobre el posible impacto en la salud de las personas afectadas. Pilar Aparicio, directora de la Escuela Nacional de Sanidad, encargada de abrir la jornada, puso en valor que haya interés por parte del mundo académico en estudiar estos hechos “para dar evidencia científica a un problema que está ahí”.

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Ángel Otero y Milena Gobbo muestran los resultados preliminares del estudio Finanzas y Salud

La realidad es que los afectados por participaciones preferentes tienen una salud regular o mala en el 81% de los casos, y los de hipotecas multidivisa en un 70%, según los primeros resultados preliminares del estudio de Finsalud. “Aparte de las dificultades económicas, pérdidas de propiedad y dinero, existe el estrés, los sentimientos de vergüenza,  la culpa de haberse sentido engañados, conflictos de haber usado mal unos ahorros… Ello puede conducir a peor salud física y mental y a la peor calidad de vida, que puede provocar cambios en la situación vital”, argumentó Ángel Otero, quien fuera director del departamento de Medicina Preventiva de la Universidad Autónoma de Madrid y actualmente miembro del comité científico de Finsalud. Por su parte, el psiquiatra del Hospital Príncipe de Asturias y profesor de la UAH Alberto Fernández Liria, se refirió en su ponencia a algunos de los efectos que la crisis financiera global ha causado desde 2008 en la salud mental de las personas. “Todos los estudios revisados demuestran un empeoramiento de la salud de los trabajadores y de la población tras la crisis de 2008. Hay un incremento de la incidencia de los problemas de salud mental. Depresión, distermia, ansiedad o abuso del alcohol. Si pensamos en los efectos de la crisis sobre la salud mental tenemos que tener en cuenta el estrés. Éste tiene que ver con la vulnerabilidad. Tiene que ver con relaciones de apego, que fundamenta lo que somos”.

“Un camino tortuoso”

La falta de estudios científicos ha provocado se sepa muy poco sobre los efectos en la salud de las personas que se han visto afectadas por este tipo de fraudes, motivados por malas prácticas bancarias y la venta de productos tóxicos como las preferentes, que han afectado a más de tres millones de personas.  Estos fraudes no solo han llevado a perder dinero o recursos patrimoniales, sino que “ponen en entredicho toda una vida”, según declaró José Manuel Ribera Casado, presidente de Finsalud y una de las voces más autorizadas en el campo de la geriatría en España. Ribera Casado puso el foco en las personas jubiladas “que han invertido todos sus ahorros” y  que ahora ven como no solo se esfuma su dinero sino también su salud. Además,  explicó a los asistentes cómo surgió este estudio, que pretende fijar una base para un proyecto de investigación “más amplio”.

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Fernando Zunzunegui exige una nueva cultura bancaria durante su intervención

Fue Fernando Zunzunegui, abogado especializado en materia financiera y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, quien impulsó esta fundación al observar que los clientes que acudían a su despacho, Zunzunegui Abogados, tenían algunos síntomas compartidos por haber sufrido un fraude financiero. “El cliente afectado es distinto a otro. Tiene ansiedad, vergüenza, no se atreve a decírselo a su familia… Ocurre algo que ha afectado a la salud”. La particularidad de Finsalud es que reúne a un equipo multidisciplinar, albergando desde abogados a economistas, representantes de asociaciones de consumidores y usuarios financieros, y profesionales de la Sanidad.

Zunzunegui calificó la experiencia de los afectados como “un camino tortuoso” que empieza con la incredulidad y la vergüenza, y desemboca en la movilización, arbitrajes, demandas y reparación patrimonial. Pero aun queda una última etapa en este trayecto. ¿Qué ocurre con el daño moral? ¿Han quedado reparados totalmente porque hayan recuperado el dinero? ¿Qué pasa con la salud? Hay sentencias que condenan a las entidades bancarias a reparar a los clientes por este daño moral. “Los jueces están dando la razón a los afectados permitiendo la recuperación de las pérdidas. Investigar lo sucedido resulta necesario para recuperar la confianza en el sistema y evitar que un fraude de estas dimensiones vuelva a suceder. Conviene examinar los efectos sobre la salud para una efectiva reparación, e impulsar un cambio de cultura bancaria”, sentenció.

Conseguir una compensación colectiva por daño moral no es ninguna utopía.  La profesora de Medicina Social de la Universidad de Montreal, María Victoria Zunzunegui, puso sobre la mesa en su ponencia el caso paradigmático de Quebec, que conoce de primera mano. La Corte Suprema de este territorio condenó a tres grandes compañías de tabaco a pagar más de 15 mil millones de dólares en compensación por los daños en la salud causados a 15.000 quebequenses con estos tipos de cáncer diagnosticados entre 1995 y 2006. Un grupo de investigación epidemiológica demostró que más del 90% de los cánceres de pulmón, garganta o laringe en la población de fumadores son legalmente atribuibles al tabaco. Este caso sería extrapolable en España a las malas prácticas bancarias, donde, en opinión de la profesora, “un solo juicio podría resolver la compensación colectiva por daño moral”. Zunzunegui informó a los asistentes sobre la posibilidad de que en los próximos meses se celebre un taller en Canadá para impulsar un proyecto europeo-canadiense para investigar las secuelas en la salud que han dejado los fraudes financieros a los afectados.

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Los asistentes escuchan a María Victoria Zunzunegui exponer el caso de Quebec

“Te dije que no firmaras”

¿Qué nos ha llevado hasta aquí? En palabras de Juan Antonio Gimeno, catedrático de Economía de la UNED y presidente de la ONGD Economistas sin Fronteras, “se ha alterado la economía, pasando a una economía de casino, donde las personas no están en el centro del sistema”. Ello ha provocado que  se prime el ganar dinero por encima del interés del usuario financiero. El padre de Roberto Serrano invirtió en preferentes. Fue uno de los más de 3 millones de afectados por este producto tóxico que se utilizó para recapitalizar las cajas de ahorro con el beneplácito del Banco de España, tal y como constata el periodista Andreu Missé en su última obra ‘La gran estafa de las preferentes’. El padre del presidente de Adabankia recibió una compensación de cerca de 25.000 euros tras años luchando para recuperar sus ahorros. Horas después de recuperar su dinero falleció súbitamente. Antes había sufrido “noches de insomnio y pensamientos en bucle”, como explica Roberto en una carta publicada en la prensa. Este lunes, en la clausura del acto, Serrano exigió un cambio de cultura bancaria que incluya un juramento hipocrático, como ya existe en Holanda, donde el personal bancario se comprometa a situar al cliente por encima de sus propios intereses. Estados Unidos, país donde nacieron las hipotecas subprime, es otro de los que está luchando para implantar la relación fiduciaria, que protegería a los consumidores financieros de las prácticas deshonestas.

“Te dije que no firmaras”. Esta es una de las frases que más se repite entre las parejas que se han visto afectadas por hipotecas multidivisa u otros productos financieros complejos. Cuando se decide confesar a la pareja o al entorno familiar, surgen los conflictos de culpabilidad. “El tema de los divorcios es un caso que todavía no se ha estudiado, y que puedo comprender que no se incluya en el estudio de Finsalud, pero es otra de las secuelas que han dejado las malas prácticas bancarias. Cuando yo empecé con los swaps venían muchas parejas que se decían: te lo dije, no tenías que haberlo firmado”, explicó Patricia Suárez, presidenta de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin). Suárez aparcó su profesión de filóloga alemana tras convertirse al firmar su hipoteca en una de las muchas afectadas por el denominado “clip” de Bankinter. El día que recuperó su dinero llamó a su madre para informarle de la noticia: “Pero ya iré. Hoy no, que tengo un tirón en la espalda que no me deja moverme”, recuerda que le dijo. Suárez hablará esta semana ante el Parlamento Polaco en Varsovia de este producto tóxico.

“La tensión a la que uno se somete no lo sabe nadie. Cuando uno le dice al abogado, ¿yo no puedo pedir dinero por daños y perjuicios? Me contestan que esto no es América. Esto no es tangible. Los jueces no lo ven. La gente había perdido la confianza en sí misma. Los fraudes financieros no solo han significado el abuso y el rescate bancario, sino que también ha saturado la justicia. No se ha cuantificado cuanta gente ha acabado en el hospital. Cuanta gente está en psiquiatra o en el psicólogo. Más gente de la que nos imaginamos”, relató Suárez. Para eso nació Finsalud. Para pasar de la figuración a la evidencia científica, con el propósito de constatar qué consecuencias para la salud física y mental han provocado los fraudes financieros en los afectados.

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Patricia Suárez y Roberto Serrano relatan su experiencia como afectados en presencia de José Manuel Ribera Casado, Pilar Aparicio y Rafael de Andrés.

Texto y fotografías de Rubén Martínez

Programa de la Jornada

 Nota de prensa

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