Fernando Zunzunegui
bui13 300x108 Fondos buitres, shadow banking y banco maloVivimos en una sociedad compleja en la que las etiquetas nos permiten hablar de fenómenos que no entendemos.  Las materias más técnicas se han popularizado gracias a estas divisas. Es frecuente escuchar en el autobús conversaciones sobre lo malos que son los fondos buitres, lo bien que lo está haciendo el banco malo o los peligros de la banca en la sombra.  Los periodistas aman estos términos. Aseguran la difusión de las noticias en las redes sociales.

“Fondos buitres” tiene en Google 2,5 millones de entradas. A su vez  “banco malo” tiene más de 800.00 y “banco en la sobra” (Shadow Banking), alcanza las 200.000. No necesitan comillas. Sin embargo estos términos no están definidos. Lo importante es el adjetivo, que pone en tela de juicio al sistema financiero tradicional. Lo cierto es que la industria para evitar connotaciones peyorativas prefiere hablar de sociedades dedicadas al compraventa de deuda en dificultades (Distressed Debt) en lugar de fondos buitres, de sociedades vehículo (Special Purpose Vehicle) frente a bancos en la sombra, o de sociedades de reestructuración bancaria, para referirse al banco malo. Estas definiciones descriptivas nos acercan al contenido de estos términos.

Los llamados fondos buitres son fondos o sociedades de inversión de alto riesgo. Suelen operar desde paraísos fiscales alimentados por fondos de inversión convenientemente registrados en Estados Unidos o en otros mercados desarrollados. En España hay fondos de inversión libre que pueden invertir en fondos buitres. Invierten en activos perjudicados con el fin de obtener su valor residual. Compran deuda pública o privada y no dudan en acudir a los tribunales para ejercer sus derechos como acreedores. Disciplinan a los deudores, incluso a gobiernos emisores de Deuda como el de Argentina. El problema surge cuando manipulan el mercado para aumentar las ganancias o presionan a los deudores sin respetar sus derechos. Por ejemplo, tienen prohibido manipular el mercado de deuda pública para realizar ganancias especulativas. Deben abstenerse de operar con información privilegiada. Su límite lo marca la regulación financiera y los derechos de los acreedores. Cuando compran hipotecas en situación de morosidad deben respetar los derechos de las familias hipotecadas, quienes podrán oponer al nuevo acreedor las mimas excepciones que tuvieren contra el banco concedente de la hipoteca.

A su vez, la banca en la sombra no es banca. La forman sociedades vehículos a través de las cuales la banca externaliza riesgos. De este modo pueden seguir desarrollando su negocio limitando sus responsabilidades. Son escudos frente a la responsabilidad de las actividades más arriesgadas. Por ejemplo, para distribuir los títulos generados por el negocio hipotecario la banca ha venido utilizando sociedades vehículos. Es cierto que operan en la sombra, en muchos casos en paraísos fiscales al margen del control de los supervisores. Son creadoras de riesgo sistémico.

Por lo demás, el banco malo no es banco ni es malo. Nace como contenedor de los activos perjudicados de un banco en dificultades con el fin de rescatarlo. Permite separar la parte dañada para continuar con el negocio bancario. El llamado banco malo no recibe ni mantiene depósitos del público, actividad esencial de la banca. Luego no es un banco. Es una sociedad patrimonial que asume las pérdidas del banco en dificultades como forma de rescate. Es una buena solución en la gestión de las crisis bancarias como demostró la actuación del Fondo de Garantía de Depósitos en el pasado siglo.

El mercado necesita basureros, auxiliares y gestores de las crisis. El problema no son estas herramientas sino el uso que se hace de ellas. La actividad de los fondos buitres debe respetar los derechos fundamentales a la vivienda y a la dignidad de la persona. La banca debe responder del riesgo asumido por los bancos en la sombra en los que externaliza las actividades de mayor riesgo. Son su sombra y no pueden desentenderse cuando cambia el tiempo. A su vez, los bancos malos deben funcionar con trasparencia, actuando contra los malos banqueros responsables de las  quiebras para recuperar en lo posible las pérdidas.

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