De algún modo todos nos sentimos vulnerables ante los bancos. Son templos del dinero con sacerdotes que utilizan un lenguaje incomprensible para el normal de los mortales. Pau Monserrat tiene una amplia experiencia en banca y conoce su leguaje. Ha vivido campañas y tratado con los clientes. Es un iniciado que sabe de finanzas y tiene la virtud de escribir bien. Por esta razón su libro “La banca culpable” es útil. Sirve para conocer las finanzas, para entender un producto estructurado, distinguir entre ahorro e inversión, desentrañar los misterios de las participaciones preferentes o leer una escritura de préstamo hipotecario.
Es además un libro que irradia claridad. El autor aprovecha la experiencia adquirida al haber trabajado para varias entidades de crédito, para ilustrar a los lectores sobre las complejidades del mercado financiero y los conflictos interés que amenazan la protección del cliente. Sirva de ejemplo la descripción que recoge el libro del caso de las participaciones preferentes, híbridos financieros con los que las cajas de ahorros reforzaban sus recursos propios, creando un riesgo al cliente no advertido por los comerciales de las sucursales.
Como todo buen libro mantiene una tesis sobre la que se vuelve una y otra vez. Según el autor los bancos no son nuestro amigo. No son asesores, sino vendedores. El cliente debe cambiar su actitud. Necesita más educación financiera. Tiene que aprender a comprar productos financieros y asumir el grado de responsabilidad que le corresponde por los errores producidos. Compartamos o no estos planteamientos, lo cierto es que el punto de vista de Pau Moserrat nos hace pensar y reflexionar sobre la crisis financiera que ha asolado nuestra economía. Desde luego, así no podemos seguir. En suma, estamos ante un buen ensayo que contribuye a elevar la cultura financiera en España y abre el debate sobre la banca culpable.
