Fernando Zunzunegui
Comentarios al Real Decreto-ley 24/2012, de 31 de agosto, de reestructuración y resolución de entidades de crédito

%name Reflexiones sobre la reforma financieraLa crisis financiera ofrece sus enseñanzas. Ahora sabemos que el sistema bancario puede quedar bloqueado con efectos devastadores para el conjunto de la economía, y que es necesario gestionar las crisis bancarias con anticipación, restructurando las entidades viables y liquidando de forma ordenada las inviables. En una economía globalizada esta gestión debe corresponder a una autoridad que actúe de forma coordinada con las de otros países. Además sabemos que son los accionistas y acreedores de las empresas fracasadas quienes deben asumir las pérdidas, y que la propia industria bancaria, principal beneficiara del rescate, debe hacerse cargo de la factura final. Las ayudas públicas deben ser meros anticipos.

En España contábamos con un buen sistema de gestión de las crisis bancarias. El Banco de España y el Fondo de Garantía de Depósitos tenían potestades suficientes para gestionar las crisis. Podían anticiparse a la manifestación de las dificultades en una actuación temprana. Tenían capacidad para restructurar entidades viables y devolverlas al sector privado una vez saneadas. Además eran los organismos encargados de la liquidación ordenada de las entidades inviables, asegurando en todo caso los depósitos.

Cuatro reformas sucesivas, dos de Salgado y dos de De Guindos, desvirtuaron este régimen apartándose de la ortodoxia financiera. Se olvidaron las actuaciones tempranas y en lugar de restructurar a las entidades mal gestionadas, se permitió a los gestores mantener sus cargos en “fusiones frías”. De este modo se ocultó la inviabilidad de muchas de las entidades, omitiendo la preceptiva liquidación ordenada. Tras esta deformación, la situación era insostenible.

La solución a estos despropósitos viene de fuera. El Memorando del rescate de la banca española del Eurogrupo impone la reforma financiera. Aplica los dictados del G-20 expresados por el Foro de Estabilidad Financiera, recogidos en la Unión Europea en una propuesta de directiva. Según estos principios es necesario asignar las funciones de gestión de las crisis bancarias a una autoridad independiente, integrada por profesionales protegidos frente a las reclamaciones de los afectados por sus decisiones. Se parte de un hecho incontrovertido en una economía de mercado. Se debe minimizar el coste para el contribuyente de los rescates bancarios. Los accionistas deben asumir las pérdidas y la industria bancaria el coste residual del rescate del sistema. Además la gestión de la crisis se hace transparente. Tenemos derecho a saber cuando un banco está en dificultades y cuando es inviable, lo que determina su liquidación con cargo a los accionistas. De este modo se acaba con el derecho a ser financiado, moral harzard de la actividad bancaria.

Estos principios están en la base de la reforma aprobada por el Real Decreto-ley 24/2012, de 31 de agosto, de reestructuración y resolución de entidades de crédito. De un plumazo acaba con las cuatro reformas anteriores. Vuelve el sentido común a nuestra regulación financiera. En una decisión de política legislativa se asigna al FROB la función de gestión de las crisis bancarias en sustitución del Fondo de Garantía de Depósitos. Se evitan de este modo los solapamientos. El FROB pasa a ser una agencia independiente que rinde cuentas al Parlamento. Debe actuar de forma temprana para evitar que las dificultades de una entidad se contagien al resto, exigiendo, si resulta necesario, la recapitalización y sustitución de administradores. En los casos de dificultades más graves, presentará a la aprobación del Banco de España un plan de reestructuración con apoyo financiero y transmisión de activos y pasivos. Se crean a estos efectos sociedades de gestión de activos, mal llamadas “banco malo”, pues ni son bancos, ni son malas, dado que los activos se traspasan a precio de mercado. A su vez, identificada la inviabilidad de una entidad, el FROB debe proponer al Banco de España la “resolución de la entidad”, para entendernos su liquidación de forma ordenada. Parece que les da pánico hablar de liquidación de bancos.

Por lo demás, según los criterios internacionales, el coste de la gestión de la crisis debe recaer en los accionistas y acreedores de la entidad en dificultades. De tal modo que, tras los accionistas, son los titulares de participaciones preferentes y bonos subordinados quienes deben asumir las pérdidas. Todos ellos han invertido en una empresa que ha fracasado y deben asumir las pérdidas. Este principio rige con independencia de la responsabilidad por la mala comercialización del producto. Si un inversor adquirió preferentes sin ser informado de la naturaleza y riegos del producto, podrá reclamar al banco comercializador. Como titular de las preferentes con el rescate bancario pierde su inversión, pero dicha pérdida podrá reclamarla a la entidad que le colocó de forma indebida el producto. La lectura del Memorando anima a presentar este tipo de demandas.

El Banco de España sale reforzado tras la reforma financiera. Controla el FROB a través del subgobernador, con nuevos poderes de autorización y sanción. Es el nuevo pretor del mercado financiero, pues acumula potestades legislativas, ejecutivas y judiciales. Regula, supervisa, inspecciona y sanciona. Y además decide en los casos de crisis.

Demos por fin la bienvenida a la reforma financiera. Renace el FROB como una autoridad con poderes suficientes para gestionar las crisis bancarias con una hoja de ruta de lo que hay que hacer. Sanear lo viable y liquidar lo inviable con cargo de la factura a los accionistas y a la industria bancaria, que va a disfrutar, una vez saneado el sector, de una actividad muy lucrativa. Aunque este aspecto de la solidaridad de la comunidad bancaria queda algo diluido en la reforma.

Publicado en El Economista

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4 comentarios

  1. La sociedad ha evolucionado mucho, quizás demasiado, en las últimas décadas, desde la técnica al comportamiento social.
    El sistema financiero nació hace siglos, hizo progresar a la sociedad, que caminaba varios pasos por detrás de él.
    Hace tres generaciones este sistema fue la punta de un capitalismo antisocial e imperialista, hasta que Keynes y Delano Roosevelt lo puso en su sitio siguiendo nuevos modelos económicos y políticos que ´se habían desarrollado en Europa Occidental.
    Pero el capitalismo financiero reapareció hace unos años, tan antisocial, o casi, como en los tiempos de la Gran Depresiçon. Sí, desde luego, se precisa un nuevo sistema financiero. Se puede probar intentando reformar en profundidad el existente en la actualidad.
    Saludos, y disculpe por la brevedad, es un comentario.
    Jose Antonio Bru

    • En mi parecer lo que ha evolucionado no son los modos de consumo o de invertir para lograr el bienestar social de la población, sino más bien la instrumentación política y financiera (de finanzas): o sea la evolución es parcial, más bien se encuentra ésta lejos de convivencia y de las necesidades de la población ¿Qué reporta al pueblo los avances tecnológicos si no encuentra algo tan básico como el trabajo? Gracias

  2. A menudo he rechazado el dinero, sólo me crea problemas; solo es necesario para comprar y vender; pero en el mundo y en la vida hay algo más; esto no lo entienden las entidades finacieras, ni los actuales inversores ni especuladores ¿A qué se debe? Y ¿a qué se debe que esta gente prpontente se mueva sin importales la vida o la miseria de la gente humilde, ni el progreso? Gracias

  3. Una corrección: me refiero a que los modos de producción e inversión si han evolucionado, para bien cuando han ayudado al trabajo, para mal cuando lo han perjudicado. Por esto, siempre una gran preocupación, pues un derecho tan básico como digno está siendo amenazado