Vía Finanzas.com PATRICIA PÉREZ ZARAGOZA
Llegan las primeras demandas judiciales y se multiplican las plataformas de afectados. Legalmente se puede pedir la nulidad de los contratos

logo reclamaciones Cómo salir del callejón de las participaciones preferentesA muchos inversores puede parecerles un auténtico disparate invertir en bonos… ¡a 30 años! por tener un exagerado plazo de vencimiento. Otros muchos, en las condiciones actuales, huyen de los planes de pensiones por ese mismo aspecto: su falta de liquidez a corto plazo. Sin embargo, en lo que puede definirse como un mundo al revés, miles de inversores han optado por suscribir con verdadera devoción productos con vencimientos fijados para ¡el año 3000! Sí. La cifra es real. «Un producto de la CAM se ha vendido con un plazo de vencimiento fijado para el comienzo del tercer milenio», comenta Pablo Mayor, representante de los Servicios Jurídicos de Adicae. Es fácil adivinar de qué instrumento se trata: participaciones preferentes.

Información engañosa
La explicación de tan exitosa demanda radica en la «información engañosa», como lo definen Rubén Sánchez, portavoz de la asociación de consumidores Facua, y Javier Flores, director de análisis de Asinver, con la que se comercializaron tales activos. Se vendieron como «cuasidepósitos», pero en realidad son un producto ilíquido y perpetuo que el banco liquida cuando lo considera oportuno. Pablo Mayor asegura que, además del mencionado folleto de la CAM, se han encontrado otros muchos contratos de preferentes con vencimientos superiores ¡al año 2800! Hoy, las quejas y reclamaciones sobre estos productos no hacen más que crecer. Pero, ¿qué puede hacer el inversor? No se trata de un problema menor: Según cálculos de la CNMV, hay más de 10.000 millones de euros invertidos en participaciones preferentes de bancos. A esta cifra se suman más de 14.000 millones de emisiones de otros sectores financieros, como el energético o el de telecomunicaciones.

Afectados unidos
Para Manuel Pardos, presidente de Adicae, estamos ante «el mayor fraude al ahorro familiar en los últimos tiempos, mayor incluso que los de AVA, Gescartera o Forum y Afinsa». «Es un fraude cometido por la práctica totalidad de la banca española en el que aproximadamente un millón de familias españolas tienen cautivo su dinero. En muchos casos ha habido comercialización irregular, ilegítima y fraudulenta», estima Pardos. Como vía de escape al problema, Zunzunegui Abogados ha lanzado el portal reclamacionesfinancieras.com, dedicado a la gestión de afectados por la incorrecta comercialización de preferentes y otros valores complejos de alto riesgo. Desde Adicae y Facua han puesto en marcha plataformas de afectados, en las que están preparando actuaciones judiciales. Adicae, por ejemplo, ha presentado una demanda judicial contra Banco de Sabadell, BBVA, CAM, Catalunya Caixa, La Caixa, Nova Caixa Galicia, Banco Santander y Banca Cívica y sus respectivas filiales por la masiva comercialización fraudulenta de participaciones preferentes. Desde Facua, Rubén Sánchez comenta que están pensando presentar demandas similares, en las que solicitarán la nulidad de los contratos.

Fernando Zunzunegui, abogado y profesor de la Universidad Carlos III, también apunta que ante la falta de información sobre la naturaleza y riesgos del producto, los inversores pueden solicitar la devolución de lo invertido. «Los contratos pueden ser nulos por vicio en el consentimiento y la sanción en estos casos es la devolución de las contraprestaciones. El banco debe entregar al cliente el importe de la compra y el cliente debe poner los títulos y los intereses recibidos a disposición del banco. Adicionalmente, las entidades pueden ser sancionadas por la CNMV por incumplir la Lex Artis», afirma.

Canjes a la vista
En paralelo a las demandas, otra opción para el inversor «atrapado» con preferentes es esperar a las previsibles nuevas ofertas de canje que lanzarán las entidades con emisiones en circulación. En realidad, la banca está recurriendo a esta estrategia porque la nueva directiva europea ha dejado de considerar a las preferentes como capital básico. Ahora, necesitan transformar esos recursos en capital de máxima solvencia («core capital»).

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