Gonzalo Fernández Atela y Fernando Zunzunegui, abogados

Publicado en El Economista

san14 Hacia un nuevo modelo de banca comercialEl anuncio de la venta por parte del Banco Santander de su gestora de fondos de inversión y de su negocio de seguros constituye una decisión estratégica de gran alcance para la entidad y para el conjunto del sistema financiero español. Más allá de las necesidades de financiación derivadas de la adquisición del banco inglés Alliance & Leicester, este anuncio parece responder a un cambio de modelo de hacer banca. Es una decisión que afecta a la estructura del grupo, al desgajar parte esencial de su actual modelo de negocio.

Tradicionalmente los grandes grupos bancarios han basado su negocio en fabricar los productos, gestionarlos y distribuirlos a través de sus amplias redes de sucursales. Se trata de un modelo centrado en la fidelidad del cliente, que ha servido para crear cultura financiera y desarrollar el mercado de valores. En dos décadas hemos pasado de un ahorro principalmente destinado a los depósitos bancarios, a un creciente apetito por los más diversos productos financieros.

Pero es un modelo vertical, fabricante-distribuidor, que presenta limitaciones desde la perspectiva del cliente, al ver limitada la oferta de productos. Es algo así como si Mercadona solo vendiera productos Mercadona. Estas limitaciones son puestas de relieve en los recientes cambios legislativos, en particular en los derivados de la aplicación de la Directiva de mercados de instrumentos financieros (MiFID). Surge así la obligación de adecuar el servicio al perfil del cliente y de buscar la mejor ejecución de sus órdenes en el mercado de valores. Por otro lado, los estándares internacionales de buen gobierno imponen una separación entre fabricante y distribuidor de los productos financieros. Por todas estas razones, estamos ante un momento oportuno para tomar decisiones estratégicas y optar entre dos modelos de negocio bien distintos: el negocio mayorista de originar productos para su gestión por fondos de inversión o el minorista orientado a la banca comercial.

Bajo el nuevo modelo de banca comercial el cliente saldría favorecido. En el nuevo modelo se amplía la gama de productos y se asegura mejor la adecuación del servicio a sus necesidades. Además este modelo abre nuevas oportunidades de negocio, derivadas del asesoramiento financiero. La creciente complejidad financiera unida a la ampliación de la oferta de productos hace surgir la necesidad de un buen asesoramiento profesional, caracterizado por su independiente de criterio. Los nuevos bancos comerciales, conociendo al cliente y teniendo libertad para elegir, podrán asesorar mejor adecuando las recomendaciones a su perfil de inversor. Y más allá del asesoramiento financiero, podrán ofrecer al cliente la planificación a medio y largo plazo de sus inversiones, lo cual resulta de gran importancia en un momento en que se cuestiona la suficiencia del sistema de pensiones públicas.

Esta opción por un nuevo modelo de banca comercial, tiene además la ventaja de servir para reforzar la competencia en el mercado financiero. Bajo el nuevo modelo será más fácil para los bancos de inversión internacionales distribuir sus productos y ofrecer sus servicios de gestión de patrimonios. Y a medio plazo, también puede llegar a afectar al negocio de ejecución de órdenes, con pérdida de negocio por parte de los brokers dependientes de los grandes grupos bancarios que deberán buscar nuevas vías de ingresos.

En suma, la separación entre fabricación y distribución de los productos financieros es una decisión estratégica que permite superar conflictos de interés y mejorar el servicio prestado al cliente. Tiene más ventajas que inconvenientes. Es fruto de la maduración de la intermediación financiera, del paso de un modelo bancarizado, basado en los depósitos bancarios, a un modelo desintermediado en el que la canalización del ahorro a la inversión tiene lugar preferentemente a través del mercado de valores. Los clientes tienen en la actualidad más cultura financiera y piden un mejor servicio. Quieren tener acceso a nuevos productos y a sistemas más eficientes de ejecución de sus órdenes. El modelo tradicional ha permitido desarrollar su apetito por la diversidad de productos financieros, y estos nuevos clientes exigen ahora abrir la oferta. En este contexto el asesoramiento será más y más demandado. Lo cual abre nuevas vías de negocio a la banca minorista.

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1 comentario

  1. este nuevo modelo mejora las alternativas de los clientes de por ejemplo el Santander.

    hoy con MIFID, no estaría dentro de la legalidad ofrecer un producto de un banco sabiendo que existe otro mejor. Es como, si el Santander te vende un fondo suyo pero con MIFID «debe» decirte que existe otro en otro banco mejor y que cobra menos comisiones. Complicado, no?

    En definitiva, supongo que si el cliente quiere un determinado producto, lo bueno es que lo pueda elelgir en su banco independientemente del producto. Otra cosa son los conflictos que pueden surgir en el asesoramiento o en la gestión, los cuales creo que son muy difíciles de «salvar».

    http://juanst.com

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