Editorial
Por Fernando Zunzunegui

cola Fortalecer la confianzaLas colas de clientes tratando de retirar su dinero en las sucursales de un banco en dificultades, como está sucediendo en el Reino Unido con Northern Rock, no son algo nuevo. El negocio bancario se funda en la confianza de los ahorradores. Saben los depositantes que su dinero está siendo utilizado en la concesión de créditos hipotecarios y otros empleos a medio y largo plazo. Y confían en que el banco hará honor a la petición de reembolso de los fondos cuando les sea solicitado. Pero si surge la desconfianza y los depositantes requieren en masa el reembolso surge la crisis, primero de liquidez y a continuación de solvencia. Las crisis bancarias, con fugas de depósitos o “corridas” bancarias, son algo recurrente en la historia de las finanzas.

Lo que resulta una novedad es que los ahorradores se desentiendan de los mensajes del banco central ofreciendo su concurso como prestamista de última instancia. El Banco de Inglaterra ha anunciado que ofrece facilidades ilimitadas de liquidez a Northern Rock. A su vez la comisión de valores del Reino Unido (FSA) se ha pronunciado de forma sorprendente sobre la solvencia del banco, del mismo modo que lo ha hecho de forma no menos sorprendente la asociación de banqueros inglesa. Sin embargo, los depositantes no dan crédito a las autoridades, insisten en retirar el dinero del banco.

¿Qué ha cambiado para que ni siquiera el mensaje del Gobernador calme los ánimos? Por un lado, se trata de una crisis global que escapa del control de las autoridades nacionales. De otro, el público, más formado, exige explicaciones claras y convincentes de lo que está pasando y del alcance de la crisis. Quieren saber cual es la enfermedad, su gravedad y si tiene curación. 

La situación es grave pues el banco Northern Rock es un eslabón de la cadena. ¿Qué hacer? Hay que fortalecer la confianza del público con mensajes claros, coordinados a nivel internacional, en los que se hable con rigor separando el trigo de la paja. Identificando responsabilidades y distinguiendo las entidades que han mantenido la conducta propia de un banquero prudente de aquellas otras que han asumido riesgos injustificables. No hay que ocultar que los más arriesgados deberán asumir las pérdidas ocasionadas por sus decisiones. 

Referencias

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