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Fernando Zunzunegui
question El limbo bancarioLos estudios comparados sitúan a la banca española entre las más eficientes del mundo. Dispone de modernos y sofisticados sistemas de pagos. Su personal goza de la más alta cualificación. Sin embargo, algunos hechos parecen contrastar con la afirmación anterior. Por ejemplo, fijémonos en el pago de los salarios del mes pasado a través de la banca. Nóminas debitadas en las cuentas de las empresas pagadoras el 27 de marzo, fueron abonadas en las cuentas de los trabajadores beneficiarios el 1 de abril. Es decir, y estamos hablando de una misma plaza (ciudad), se necesitaron cinco días para mover el dinero de una cuenta a otra. En una época en la que ya no estamos acostumbrando a comprar en línea, resulta extraño que la banca necesite cinco días para realizar una anotación contable, y me refiero a la de abono de los fondos al beneficiario de la transferencia, ya que la de débito al ordenante se realiza de modo inmediato. ¿Por qué esta tardanza? Hay que descartar que la causa del retraso sea la insuficiencia de los medios técnicos empleados o la falta de competencia del personal bancario que debe utilizarlos. Los informes internacionales avalan la eficiencia de la banca española. La razón, pues, tiene que ser otra.

El dinero que se transfiere en los pagos de nóminas o por cualquier otro concepto se debita de forma inmediata en la cuenta del ordenante y tarda unos días en ser abonado su importe en la del beneficiario. Pero ¿dónde está el dinero durante la ejecución de la operación? No estando en el lugar de origen, tampoco está en el de destino. Podemos decir que está en tránsito o, mejor dicho, en un lugar apartado en el otro mundo, es decir, en el limbo bancario.

Las nuevas tecnologías han mejorado los sistemas interbancarios. Los sistemas de tarjetas permiten la comprobación en línea de los saldos bancarios. Sin embargo, los plazos que necesita la banca para mover el dinero entre cuentas no se reduce. Y no se reduce porque la banca tiene interés en mantener esos plazos. Generan saldos transitorios de tesorería que pueden ser rentabilizados por cuenta propia. Es lo cierto que la banca obtiene una renta de esos saldos transitorios, y de ahí que prolongue la ejecución de las transferencias mas allá de lo que la técnica actual justifica.

Se hace necesaria una intervención pública que reduzca el plazo de las transferencias al mínimo necesario para su ejecución. Recordemos que los sistemas de pagos son las arterias de la vida económica y que los retrasos en las transferencias perjudican la circulación. Curiosamente, así se ha hecho en la Unión Europea para las transferencias transfronterizas, que deben ser ejecutadas en un plazo máximo de cinco días hábiles. Sin embargo, en relación con las interiores no hay legislación. Tan sólo los topes marcados en circulares del Banco de España. En el anexo IV de la Circular 8/1990, se justifica que las transferencias bancarias procedentes de otras entidades se abonen el segundo día hábil siguiente a su orden la oficina de origen. Es una solución incompleta. Se debería hablar de la pronta realización de las transferencias, de su ejecución en el plazo más breve posible. Esta es la solución establecida para la ejecución de las compras o ventas en bolsa. De este modo, se reduciría el tiempo de espera en esa zona, entre el bien y el mal, que es el limbo bancario.

No se trata de establecer un plazo en el que la banca pueda disponer de los fondos en tránsito, sean los días que sean, a modo de compensación por el servicio. Se trata de fijar un principio que es también un comportamiento: el de prestación de un servicio de mediación en los pagos en interés de la clientela. Cuestión distinta son los precios a cobrar por la prestación de tal servicio. Serán los fijados por las entidades en un régimen de libre concurrencia o, al menos, así debería ser. El cobro indirecto del servicio mediante la rentabilización por cuenta propia de los saldos transitorios perjudica a los clientes y a la economía en su conjunto, al crear un incentivo para retrasar la ejecución de las transferencias.

Publicado en Expansión, 3 de abril de 2002, p. 54.

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